El asesinato de la mujer a manos de un neonazi se convirtió en el primer crimen de odio de índole racista reconocido por el Estado español
LÚH Redacción. - 14 de noviembre de 2022
En el año 2017 apareció en la plaza de la Corona Boreal de Aravaca un mural en recuerdo de Lucrecia Pérez que desaparecería cuatro años más tarde bajo las órdenes de José Luis Almeida. Este sábado el lugar amanecía de nuevo con un mural que imita al original.
A pesar de que el municipio alcanzó un acuerdo para construir de nuevo el mural original en el mismo lugar –debido a que allí se reunían multitud de mujeres migrantes dominicanas que trabajaban como empleadas domésticas– el Ayuntamiento a manos del Partido Popular, lleva alargando los trámites desde entonces. Ahora, tendrá que decidir si mantiene la nueva pintada o si por el contrario, decide borrarla de nuevo.
Este domingo se cumplieron 30 años desde que un grupo de neonazis rebosantes de odio pusieron rumbo al distrito madrileño de Aravaca. Allí, dispararon indiscriminadamente contra un grupo de personas dominicanas y se dieron a la fuga. Lucrecia Pérez, de 33 años y que había llegado a España tan solo un mes antes, fue asesinada por Luis Merino, agente de la Guardia Civil. La Justicia determinó que a Lucrecia la mataron por ser “migrante, negra y pobre” —reconocido así por el propio Fiscal del caso, José Ignacio Campos—.
De esta forma, su asesinato se convirtió en el primer crimen de odio de índole racista reconocido por el Estado español.
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