¿La España de Sánchez es un caos? Así construyen las derechas el falso relato de que sólo ellos saben gobernar
- La Crónica de Almería
- 18 may
- 7 Min. de lectura
Aznar, Ayuso, Tellado, Álvarez de Toledo y Feijóo llevan desde el apagón difundiendo la idea de que "todo funciona mal". El "responsable" de todo, insisten, es Pedro Sánchez.
"La bandera de la gestión siempre había sido de la derecha. Lo normal es que no quieran quedarse de brazos cruzados cuando ven que la izquierda les puede arrebatar el tanto", explica Belén Barreiro.
"Si la oposición es capaz de transmitir que el Gobierno es 'mal gestor', tal vez consiga generar una sensación de desgaste entre quienes dudan a la hora de elegir papeleta", sostiene Pablo Simón.

España se encuentra en una situación política terminal". "El Gobierno pasa de la incompetencia al sectarismo". "Los españoles están esperando que el país recupere el rumbo". José María Aznar ha intensificado durante las últimas semanas sus –habituales– ataques contra el Ejecutivo. No es el único. "Con Sánchez, todo es un caos", proclamó Isabel Díaz Ayuso. La líder autonómica ha utilizado el "bochornoso apagón" que sufrió la península y el "desastre ferroviario" en el puente de mayo para reivindicar que "todo funciona mal". Esta es la idea que más se repite en los pasillos de Génova. La del catastrofismo. La de la "mala gestión". La del apocalipsis.
Esperanza Aguirre también ha querido sumarse a la ofensiva popular. "El fracaso del Gobierno es de tal magnitud que, si España no hubiera tomado ya la senda del comunismo bolivariano, [...] habríamos conocido la dimisión irrevocable de todo el Ejecutivo", publicó la expresidenta madrileña en su columna para The Objective. La teoría del caos ha llegado también hasta la casa de la democracia. "Estamos ante un Gobierno fallido", defendió Miguel Tellado, portavoz del PP en el Congreso. "España no está condenada a la decadencia. [...] No es un destino. Es una decisión. Y el responsable es Pedro Sánchez", tuiteó hace un par de semanas Cayetana Álvarez de Toledo.
Incluso Alberto Núñez Feijóo, jefe del partido y líder de la oposición, ha subido el tono para hablar de un Gobierno "sobrepasado" y pedir la dimisión del presidente: "Todo lo que toca, se deteriora". La estrategia parece evidente. "España se hunde". Y los populares pelean con la extrema derecha por ver quién construye el mejor relato para liderar el rescate.
"El objetivo es generar una sensación de crisis permanente, hacernos creer que estamos al borde del abismo. La derecha y la extrema derecha intentan con este discurso deslegitimar al Gobierno. Lo sitúan como el responsable directo de un supuesto caos", desliza Anna López Ortega, politóloga y autora de La extrema derecha en Europa (Tirant Editorial). Este plan ha servido para agitar las calles durante el apagón del siglo y cuestionar las últimas incidencias en la red ferroviaria. Y también para hablar de "vergüenza" ante la presencia de personas sin hogar en la T4 de Barajas. La causa del corte de los suministros todavía se desconoce. La de los retrasos en la alta velocidad tiene que ver con el robo de cable en cuatro puntos diferentes de la línea Madrid-Sevilla. Y el Ayuntamiento de Madrid tiene las competencias para ayudar a las personas sin hogar que pernoctan en el aeropuerto. La ambigüedad, sin embargo, ha jugado a favor de los populares y del partido que lidera Santiago Abascal.
Las dos formaciones coinciden no sólo en las formas, sino también en su aparente preocupación: la imagen de España en el exterior, su "desprestigio" a ojos del mundo. La historia no es nueva. PP y Vox llevan cinco años hablando de un "gobierno ilegítimo" y alimentando el fantasma de la "dictadura sanchista". El problema es que –de momento– no han conseguido sacarle rédito en las urnas. La solución natural pasa por un giro de guion que dibuja un escenario de desastre nacional y tiene más trasfondo del que puede parecer.
La lucha por la bandera de la gestión
Belén Barreiro, socióloga y directora de 40dB, recuerda que la derecha viene de liderar las encuestas en todo lo relativo a la eficacia y la capacidad de gestión, una lógica que en las últimas legislaturas había empezado a cambiar. "Es razonable que el PP quiera aprovechar estos acontecimientos [la caída del suministro eléctrico, los fallos ferroviarios] para evidenciar la supuesta incapacidad del Gobierno en un momento en el que los barómetros estaban más cerca del empate que de cualquier otro resultado. La bandera de la gestión siempre había sido de la derecha. Lo normal es que no quieran quedarse de brazos cruzados cuando ven que la izquierda les puede arrebatar el tanto", matiza. La catástrofe más cercana era hasta hace poco la de la DANA en el País Valencià. Los populares tienen aquí más complicado darle la vuelta al relato y deshacerse de sus competencias. Por eso aprovechan la actualidad para "sumar puntos positivos" y "recuperar esa reputación".
El último CIS refleja una ligera subida de las derechas, mientras los socialistas pierden la mitad de su ventaja sobre el PP. Estas pequeñas variaciones son las que buscan capitalizar desde Génova. "El clima de que nada funciona no erosiona tanto los apoyos entre los dos bloques, sino que impacta en el electorado menos ideologizado, es decir, aquel que puede votar indistintamente por un partido o por el otro. Si la oposición es capaz de transmitir que el Gobierno es mal gestor, tal vez consiga generar una sensación de desgaste entre quienes dudan a la hora de elegir papeleta", explica Pablo Simón, politólogo y profesor en la Universidad Carlos III de Madrid. Las tesis alarmistas llegan en pleno auge de la extrema derecha a nivel internacional y con una oposición que cimenta sus discursos en la confrontación, las posturas negacionistas y las fake news.
"No podemos olvidar que esta postura del caos justifica también medidas que en otras circunstancias serían inaceptables. Si la situación es extrema, si todo es un caos, cualquier acción, por dura que sea, tiene cabida para restablecer el orden. Es una forma de normalizar políticas más autoritarias y permitir la erosión de derechos y libertades", sostiene Anna López Ortega. Donald Trump, Jair Bolsonaro o Viktor Orbán han utilizado antes la baza del catastrofismo y los "mensajes antisistema", tal y como recalca la politóloga. "Lo que quizás es diferente ahora es el papel de las nuevas tecnologías y la viralización del odio en las redes sociales, dos factores que han permitido una propagación mucho más rápida de estos discursos", continúa.
El PP no está sólo en esta batalla. La extrema derecha y los medios afines tampoco se han quedado callados ante lo que consideran un "fracaso" de las políticas del Gobierno, una "vergüenza", un "caos". Pepa Millán, portavoz de Vox en el Congreso, utilizaba estos términos para dirigirse en la última sesión de control a la bancada socialista: "No pueden pisar València. No pueden pisar una estación de tren. Son los principales responsables de las últimas catástrofes que hemos sufrido en España". Ana Rosa Quintana abrió así su programa tras las incidencias en la ruta de tren Madrid-Sevilla: "Estamos ante el caos, la inoperancia, la saturación, los retrasos, la mala gestión y la falta de seguridad". Las teorías de la conspiración por la cantidad de "hipótesis abiertas" también se colaron en su editorial.
"Esta estrategia es la misma que vienen siguiendo [las derechas] desde la moción de censura y sobre todo desde la pandemia. Lo que hacen es utilizar la crispación y cuestionar la legitimidad del presidente del Gobierno. Es una estrategia coherente y sigue la línea de lo que vemos desde 2018", asegura Eduardo Bayón, analista político y autor de Lucha de Tribus: mitos y verdades de la batalla política y la radicalización identitaria entre la izquierda y la derecha (La Esfera de los Libros). El también consultor considera que los populares siguen "acomplejados" por Vox y "ven a la extrema derecha como una amenaza en términos electorales", por eso no sólo buscan "generar desafección" entre las izquierdas, sino que utilizan la retórica catastrofista para posicionarse como la única alternativa capaz de arreglar el país.
¿Cómo puede impactar el "caos" en las urnas?
Las fuentes consultadas por Público dudan a la hora de prever el impacto en las urnas de la teoría del "caos", al menos, en un futuro próximo. "No creo que esto tenga un efecto inmediato a nivel electoral. La batalla no está tanto en ganar o perder votos por cada uno de los altercados [DANA, apagón, problemas con los trenes], sino en construir un relato con todos ellos y conseguir que cale en la sociedad", sostiene Belén Barreiro. Eduardo Bayón, por su parte, reconoce que existen "sectores más proclives a creerse este tipo de mensajes", como "un votante más moderado que pueda decantarse puntualmente por el PSOE". El analista pone otro ejemplo que también están utilizando los populares para sembrar esa idea del caos: "Los whatsapps de esta semana entre Sánchez y Ábalos, que no tienen ningún tipo de relevancia jurídica, pero buscan generar la imagen de que el presidente es cercano a un diputado que está envuelto en un proceso judicial. El objetivo vuelve a ser el mismo: erosionar la imagen del Gobierno".
Pablo Simón mira en todo caso a "los electores que dudan entre votar o abstenerse" y, dentro de los que tienen clara su participación, pone el foco en los que alternan la papeleta roja con la azul. "Los que tienen un blindaje partidista van a verlo siempre todo bien o todo mal", señala. Anna López Ortega destaca, para terminar, que "la eficacia del discurso del caos depende mucho del contexto socioeconómico" y reconoce que el puzle es "complejo", porque depende de la habilidad de cada liderazgo para "manejar la polarización". La politóloga no descarta, sin embargo, un posible efecto rebote: "El PSOE podría beneficiarse, presentándose como un baluarte de la moderación y la gobernabilidad".
コメント