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  • Foto del escritorLa Crónica de Almería

La sombra de Trump planea sobre el futuro de Twitter

Javier Lezaola - LÚH - 19 de noviembre de 2022

Elon Musk


La red social Twitter cerraba este jueves sus oficinas y cortaba el acceso de sus trabajadores a los dispositivos y herramientas de comunicación interna de la empresa, después de que cientos de ellos optaran por despedirse al negarse a aceptar la ‘oferta’ del nuevo dueño de la red social, el magnate estadounidense Elon Musk: trabajar de forma “extremadamente dura” –es decir más por menos, que diría el expresidente de la patronal española CEOE Gerardo Díaz Ferrán– bajo amenaza de despido, y además con ultimátum. Según ha informado la CNN, Musk, que hace apenas dos semanas ya había despedido a la mitad de la plantilla de Twitter, tomó esa decisión de cerrar oficinas y cortar accesos ante el temor de que alguno de sus trabajadores pudiera “sabotear” la red social en protesta por la actitud del magnate.

“La gente no quiere sacrificar su salud mental y su vida familiar para hacer más rico al hombre más rico del mundo”, le ha dicho a la propia CNN uno de los trabajadores que han optado por despedirse. Efectivamente, Musk –dueño no sólo de Twitter sino también de otras empresas; entre ellas, Tesla, una de las diez compañías más potentes del mundo– es, según la lista Forbes, la persona más rica del planeta, con un patrimonio de unos 200.000 millones de dólares.


Sigue siendo una incógnita la verdadera razón por la que Musk se gastó hace apenas tres semanas unos 45.000 millones de dólares en hacerse con Twitter. Él dice que no lo hizo para “ganar dinero” sino porque su “fuerte sentido intuitivo” le dice que poseer una “plataforma pública” como es esa red social –que engloba a la inmensa mayoría de la política y el periodismo del mundo– es “extremadamente importante para el futuro de la civilización”. Como nuevo dueño de esa “plataforma pública”, el magnate ya ha avanzado que introducirá en ella una “mayor libertad de expresión”, lo que se ha interpretado como una insinuación de que antiguos usuarios de Twitter como Donald Trump –expulsado de la red social en enero de 2021, dos días después del asalto al Capitolio de Estados Unidos por parte de sus seguidores, “debido al riesgo de mayor incitación a la violencia”– podrían volver próximamente a Twitter.


Ni Trump era un usuario más de Twitter –de hecho, cuando fue expulsado, aún era el presidente de EEUU, aunque ya en funciones– ni Twitter era un vehículo de comunicación más para Trump; de hecho, la red social constituía su principal vehículo de comunicación. El hecho de que Trump –quien perdió las presidenciales de noviembre de 2020 ante el candidato del Partido Demócrata y actual presidente de EEUU, Joe Biden– presentara oficialmente este martes su candidatura a las primarias del Partido Republicano, de cara a representar a la formación en las presidenciales de 2024, ha vuelto a disparar las especulaciones sobre las verdaderas razones de Musk para comprar Twitter y el papel en las mismas de Trump, quien este martes, en declaraciones a los medios, aseguraba que su derrota en las presidenciales de noviembre de 2020 –derrota que aún no ha reconocido ni va a reconocer– no constituyó ningún “final” sino el “comienzo” de su lucha por “rescatar el sueño americano” y “hacer” que “América” sea “grande y gloriosa otra vez”.


Otra pista. Lo primero que hizo Musk tras comprar Twitter fue deshacerse de los principales directivos de la empresa: el director ejecutivo, Parag Agrawal; el director financiero, Ned Segal, y la directora de Política Legal, Vijaya Gadde, que era la encargada de combatir la desinformación –básicamente, los bulos y las ‘fake news’, tan utilizadas por políticos y periodistas de ultraderecha– en la red social y a quien Musk había llegado a responsabilizar públicamente de la expulsión de Trump de Twitter.

En cualquier caso y sea o no la vuelta de Trump y una nueva Política Legal una de las razones o incluso la principal razón de la compra de Twitter por parte de Musk, lo cierto es que este, como el propio Trump, es ante todo un magnate, y no ha escondido que una de sus recetas es la misma que la que dio Díaz Ferrán en plena crisis de 2008, antes de acabar en la cárcel por alzamiento de bienes, concurso fraudulento, integración en grupo criminal y blanqueo de capitales: que los trabajadores trabajen más por menos. Por su parte, Trump lanzó el pasado mes de febrero su propia red social –de nombre Truth [Verdad]–, aunque todo apunta a que será readmitido en Twitter, desde donde el político ultraderechista volverá a lanzar sus mensajes “antiglobalistas” y sus cantos de sirena a la “clase obrera blanca” para deleite indisimulado de fachas y deleite poco disimulado de rojipardos y para deleite también de la persona más rica del mundo, que sabe que Trump es uno de los suyos. Aunque conviene no descartar la posibilidad de que Twitter termine cerrando o en manos de un fondo buitre y acaben, todos ellos, compadreando en Truth o donde les toque.


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